23 de enero de 2007

An Inconvenient Antechamber






Borja, sabes que fui el primero en felicitarte.

20 de enero de 2007

Cambios

Memoria artística

Una trilogía con caso práctico y dedicatoria.
Sobre este capítulo: Por algún capricho del destino, George Lucas ha ido definiendo los cambios cinematográficos desde hace unos cuantos años a través de sus opiniones públicas. Este capítulo no se centra en él exclusivamente, pero sí sigue una estructura basada en sus citas.

Me preocupa nuestro patrimonio nacional, y me preocupa conservar las películas que vi de pequeño y a lo largo de mi vida para que mis hijos también puedan verlas.

George Lucas (respecto a las películas coloreadas)

Ante nosotros, una conjunción de acontecimientos:





Por un lado Ted Turner tuvo una fiebre restauradora y le dio por arreglar películas antiguas. Dicen que se gastó en restaurar Lo que el viento se llevó más de lo que ésta costó en su día. Por otro, parecía que se iban a ir acabando los derechos de autor de las películas clásicas. Si una película pasa al dominio público cualquiera puede copiarla, pero si la capa de color tiene propiedad intelectual... puede seguir dando beneficios. Además, existe el clásico rechazo a ver películas en blanco y negro por parte del espectador medio. Si se encuentra algo en color en la tele, es un 50% más probable que no cambie de canal inmediatamente. Siempre según ellos, claro, aunque me temo que no les falta razón. Por último, Casablanca cumplía 50 años y ésta era una manera de celebrarlo.

Ya lo parodiaron en Gremlins 2. Hubo un rechazo general ante semejante atentado artístico. Y sobra decir que no es el único caso. He aquí otro ejemplo:

El lobo que alza la mano es el original de 1933.

Cuando Disney estrenó Los tres cerditos, no era escandaloso que el lobo se pusiera una careta de mercader judío. Sin embargo con el tiempo pasó de ser una broma divertida a ser una discriminación intolerable. Actualmente se ha decidido conservar la imagen original y han doblado el audio. Creo que lo ha hecho Dan Castellaneta, por cierto.

Sobra decir que este vídeo de Casablanca está doblado, pero por razones totalmente distintas. Lo que pocos saben es que se trata del TERCER doblaje. El primero se ha dado por perdido, aunque sé de más de uno que daría su brazo derecho por una copia. El segundo sigue estando disponible en algunas versiones, pero éste se hizo después de la censura y sustituyó las anteriores omisiones a la guerra civil y demás. El vídeo superior muestra cómo esta versión destrozó la pista de efectos original, basta con comparar cómo suena el piano las dos veces.

La cita que arranca esta tercera parte corresponde a George Lucas unos 10 años antes de editar las versiones modificadas de su trilogía de La guerra de las galaxias. Como éstas ya estaban en color, lo que hizo fue básicamente cambiar marionetas y maquetas por efectos de ordenador. Visto el éxito, terminó de arrancar así la nueva trilogía, que casi convertía ese recurso en su razón de ser:

Estamos en un momento apasionante para el cine, la tecnología puede convertir en realidad todo aquello que antes sólo nos atrevíamos a imaginar.

Y con la misma cantinela estrenó La guerra de las galaxias. Episodio 1: La amenaza fantasma. Causó repelús y admiración en partes iguales. ¿Dónde estaba la magia? ¿Dónde estaba la historia? Bueno, quienes hayan leído Nostalgia saben que la principal pregunta que hay que formular ¿dónde están tus 13 años, espectador? A otros, sin embargo, la película les encantó. La división de opiniones empezaba a alcanzar los extremos de la política.


Buena o mala, es mi película, es mi decisión, es mi visión creativa. Si a la gente no le gusta, que no vaya a verla.

Bien. Ya están aquí. No vamos a entrar en la vieja discusión de si Jarjar Binks es una visión creativa o comercial. Vamos a entrar en el papel de los demás al ver una obra. Concretamente en el papel de los que ponen la pasta, que son primero los productores y luego los espectadores. Lucas tiene la capacidad de autoproducirse y llevar a buen puerto su visión creativa. Lo aplaudo y envidio por ello. Pero voy a decir una cosa que me puede granjear la enemistad de muchos amigos que tengo enlazados: El autor no siempre tiene razón. Lo podemos decir de un modo más suave: Un genio puede mejorar a otro genio.

Y pongo un ejemplo. Ésta es la concepción original de Welles (o lo máximo que podemos acercarnos a ella):




Y así es como lo hemos visto todos:




Aunque creo que la segunda le da mil vueltas a la primera, acepto que ambas son obras de arte. Lo que no puedo tolerar es que alguien diga que la partitura de Mancini supone convertir una obra de arte en un estropicio. Sí, por supuesto que el resto del montaje no es igualmente afortunado, pero Mancini demuestra que hay casos en los que podemos dar las gracias por un cambio sobre la visión creativa del autor principal. La ducha de Psicósis iba a ir sin música hasta que Bernard Herrmann hizo lo que le dio la gana. Johnny Depp convirtió a Jack Sparrow en un borracho amanerado con insolación. Wilder dejó el "nadie es perfecto" tras una proyección de prueba, estaba seguro de que iba a cambiar el chiste. Hacer una película es un esfuerzo colectivo en el que intervienen muchos factores, y los productores y el público forman parte de él, aunque pese a tantos. La visión del director no es única y verdadera.

Las películas no se acaban. Sólo se abandonan.

Y así fueron saliendo las tres películas. Lucas sacó la edición especial en DVD de la edición extendida de la segunda trilogía de La guerra de las galaxias (que en realidad es la primera). Y sin embargo la gente empezó a quejarse. Los fans de La guerra de las galaxias, los nostálgicos, exigían la versión que les emocionó primero. Lucas lo rechazó. Llegaron a contarme que una vez que emitieron la trilogía restaurada en España, Telecinco incluso recibió la orden de no mencionar que se trataba de modificaciones de las originales. No sé si será verdad.

Cansados, los que conservaban originales en distintas calidades (beta, vhs e incluso laserdisk) empezaron a compartirlas. Lucas, por supuesto, no vio ni un duro por ellas y decidió rendirse. Anunció que por fin iba a poder conseguirse la trilogía original en DVD.

El clamor popular movilizó a Lucas. O tal vez éste dio otro paso en su secreta estrategia de marketing, nunca se sabrá. Pero es inevitable llegar a la conclusión de que la postura "con mis películas hago lo que me da la gana" fue débil de un modo u otro. Algo similar ocurrió cuando empezó a correrse la voz de que Samuel L. Jackson iba a protagonizar Snakes on a Plane. Frases que mezclaban serpientes con recuerdos imborrables de Pulp Fiction llevaron a la productora a rodar nuevas secuencias antes del estreno. Por primera vez el verano pasado, una productora despreció la calificación PG13 (menores de 13 con sus padres) en pos de una calificación Restringida (sexo y palabrotas) a raíz de las preferencias del público.

Por supuesto, hay de todo. Los productores de la nueva Pantera Rosa se jactan de haber eliminado un montón de chistes de pedos que hacían que la película fuera de mal gusto. Al ampliar su público dándole un PG13 han podido compensar la inversión.

Si tuviera tiempo y un martillo, buscaría cada copia pirata para destrozarlas.

(sobre aquel horrible especial navideño)

Sin embargo, existe una mitad secreta en la biografía de Lucas: la mitad que está fuera de su alcance. Los internautas no se limitaron a protestar por lo que consideraban errores made in Lucas y a compartir copias viejas. Las películas nuevas partían ya con lo que ellos consideraban errores. De hecho un montador anónimo hizo uso de esas palabras de más arriba, las que citan las bondades de la tecnología y el alcance de los sueños. Él imaginó un Star Wars sin midiclorianos que arruinaran la magia, sin jarjarbinks que estropearan los momentos dramáticos. Un Star Wars en el que la cámara no pareciera la de un turista que prefiere grabar en vídeo un animal muy grande antes que al protagonista. Vamos, en definitiva, quería que se contara una historia mejor.

Fue el primer espectador que demostró de verdad al mundo que creía en ese recurso mecánico que se inevitablemente oye al salir del cine: "le sobra media hora". Y creó La guerra de las galaxias. Episodio 1: El montaje fantasma.

E internet vio que era bueno.

Mientras empezaban a florecer por internet personas interesadas en esta nueva versión, Lucas siguió con la trilogía y los nuevos montadores crecieron como setas. Lo que más fascinaba a los que las veían era que los cambios pasaban desapercibidos:Un segundo por aquí, un silencio por allá, incluso restauraciones completas del sonido a partir del disco con la banda sonora... La tecnología no sólo favorecía a los que hacían películas con cien millones de dólares de presupuesto, sino a los que tenían un ordenador personal.

Así surgió la generación con la energía y el fanatismo suficientes como para crear obras como "Matrix desSionizada", "Batman y Robin Sin Morralla", "Hannibal Jannibalizada", "Frankenstein (de verdad) de Mary Shelley" o "El Pulp Fiction Cronológico". Sí señores. Existe todo eso a tres clics en google.

Y reconozco que no escapo a esta fiebre. Actualmente tengo participando en el notodofilmfest una secuela de Exprés. Un amigo me ha pedido que le ayude para rescatar el final original de La pequeña tienda de los horrores. Y, por descontado, he restaurado manualmente la versión en color de Casablanca en exclusiva para este blog. ¿Cómo se hace eso?



Pues con algún conocimiento acumulado sobre la percepción visual, sabiendo que la capa de color puede tener mucha menos resolución que la capa de luminancia y comprendiendo que una mala versión en vhs puede tratarse (sin demasiado esfuerzo) y solaparse a una buena versión como la del dvd. O comprendiendo que una vez hay color, nos lo comemos con patatas. Si se para en algunos cambios de plano del vídeo veremos que (precisamente por mi falta de esfuerzo) el último frame de un plano puede tener el color del siguiente. Nos sigue dando igual.

Pese a que en este post parezca casi narrado por George Lucas, es Casablanca la verdadera protagonista de esta trilogía, la letra de la canción, París... hasta en sus múltiples versiones es perfectamente aplicable a cada artículo. Retocar su color me dio una tremenda sorpresa: La versión en DVD tiene más cambios que la versión original. Cambios de los que no nos daríamos cuenta al verla sin más, por supuesto. Pero es lo que tiene la restauración, el último palo por tocar en la trilogía de la memoria artística. Hay estabilizaciones de travellings, reencuadres mil, corrección del movimiento de las grúas. Lo sé porque he solapado una versión antigua con una nueva:






No se ven, y sin embargo están ahí, modificando la visión original del director, o, cuanto menos, lo que fue capaz de hacer. La triste realidad es que ver la versión en color quitando el color produce un resultado más fiel al original que nuestro querido dvd.

En ese vídeo pastoso y doblado, que no respeta píxeles, ondas o nitratos de plata, que no respeta una sola micra de información original, los sentimientos no se van, están ahí y siguen encontrando su sitio.

Viva Metrópolis con bso de Metallica.

Vivan las obras de arte que cambian obras de arte.

Viva sumar, y no restar.

En la próxima entrega estudiaremos el caso práctico de memoria artística más acojonante de la historia del cine.

Final feliz:

Ya no quiero hacer películas

George Lucas.

5 de enero de 2007

Si me dieran...






Gracias a Carlos, Fer y Héctor por vuestra participación desinteresada en Idea.

Y gracias a David, Natalia, el otro David y a todos los que se pusieron delante y detrás de la cámara por darlo todo, por demostrar que se deja de ser amateur a base de cojones.

Y por supuesto, gracias al primer Carlos, por este homenaje tardío que acabo de redescubrir.