25 de julio de 2007

El orgullo del tercer mundo

La tele española tiene varias cosas maravillosas en comparación con la americana. A saber:

Tacos.

En la tele española se pueden decir palabrotas. Vigalondo consiguió que el presentador de Informativos Telecinco dijera "acojonante", pero es un hecho insignificante comparado con las declaraciones deportivas que iban tras esa noticia. Y una hora más tarde aparecerán famosas que se llaman putas unas a otras. Tan es así, que nuestras series, desde CSI hasta Frasier, utilizan palabrotas en castellano y en inglés no.

En inglés sólo tienen esa suerte las que no se emiten en canales nacionales, es decir, South Park, Los Soprano, The Shield y pocas más. Pero todas las demás están obligadas a mantener una rigurosa corrección oral (de forma y fondo, no hay más que ver estos tres ejemplos). Y eso hace que al menos en cierto aspecto, series propensas al insulto como House salgan ganando en nuestro idioma. En serio, House en inglés no dice nunca "estás jodido", dice "estás fastidiado".


Desnudos.

Antes hemos hablado de un informativo. Si el fotógrafo famoso ése que es fetichista reúne a 100.000 sevillanos en pelotas para sacarles una foto, no dudarán en ponerlo en los informativos. Lo mismo pasa si salta un ecologista al campo de fútbol con una pelota de goma como único atavío. O cuando hablan de playas nudistas, aunque basta que surja el peligro del cáncer de piel para aprovechar a sacar pezones a mansalva. A los 10 minutos de empezar la serie familiar El Internado, ya había un vestuario con tetas al aire. Y eso por no hablar de los late nights.

En América, 8 segundos de medio topless de Janet Jackson fueron más alarmantes que 8 minutos de Bush leyendo The Pet Goat.


Flexibilidad.

En nuestro país, cuando pasa algo, es muy fácil que un programa cambie por completo a última hora para incorporar las noticias. Parece una chorrada, pero un magacine tipo Teresa Campos puede desplazar los intereses según las circunstancias y meter más debate si se aprueba una ley importante o menos si se ha muerto Carmina. Y Andreu Buenafuente puede decir que le sale de los cojones hacer un programa sin entrevistas y hacerlo. Hay momentos en los que tiene que pasar a publicidad, pero si se siente inspirado puede improvisarse tres minutos de monólogo o meterse entre el público a hablar con un espectador que le ha llamado la atención.

En Estados Unidos la duración de cada monólogo y cada entrevista, y cada sección de humor tiene un orden establecido que no se puede romper. A los 9 minutos de empezar su monólogo, Conan, Leno, Letterman, Kimmel o Ferguson saltan a publicidad. Es tan rigurosa la duración de cada entrevista como la duración de la cabecera. Y para colmo, el formato es exactamente el mismo en TODOS LOS CANALES.


Cantidad.

Aquí, una serie de media hora es inimaginable. Incluso de una hora. Cuando el guión pide que duren 72 minutos, duran 72 minutos. Cuando piden que dure 50, duran 50. En Estados Unidos las series tienen un margen de duración que no supera el minuto y medio. Una de las razones por la que Los Simpson perdieron calidad es que redujeron de en un par de minutos cada capítulo para meter más publicidad. Y se perdieron muchos chistes buenos, pero que no iban con la historia. Y eso, porque no podían permitirse que las serie acabara a las 10:02. Allí las parrillas están hechas de TITANIO.

En España ha llegado a haber temporadas anuales de telecomedia de 40 episodios de hora y media. Y lo más fuerte es que en el transcurso de esas temporadas, en algunos casos la serie ha ido consolidando su estilo y su audiencia. Y encima, su calidad. En Estados Unidos es un reto de producción alcanzar los 24 episodios anuales de 24. Si por ellos fueran, el día tendría 18 horas (que las tiene, porque el resto es publicidad).


El perogrullo del tercer mundo.

El resto de las características de nuestra televisión son UNA PUTA MIERDA. Comparadas con la americana, la francesa o con el sentido común directamente. A excepción de que me deje algún detalle, nada además de estas cuatro propiedades nos hace destacar fuera de nuestra ciénaga de vulgaridad televisiva.

Es muy triste, encima, que todas las características arriba expuestas tengan lados oscuros. Las palabrotas convierten casi todas las telecomedias nacionales en chabacanería, o al menos, una gran parte de sus chistes. Los desnudos arruinan franjas televisivas enteras. Por culpa del caos de las parrillas, los espectadores no saben cuándo empiezan los programas. Y el exceso de producción las series de moda hace que se quemen a un ritmo explotador donde falta el respeto al trabajo y al descanso de prácticamente todos los departamentos.

Y aún así, me aferro a creer que esas cuatro españoleces pueden ser maravillosas.

Nota: Acabo de crear una nueva categoría llamada Blitzpost. Llamaré así a partir de ahora a las anotaciones que me salen del tirón.

21 de julio de 2007

Ceci n'est pas un prince

12 de julio de 2007

The Kinetica Disaster

Advertencia: Tengo la asquerosa tendencia de ser el más de letras entre mis amigos de ciencias y el más de ciencias entre mis amigos de letras. Aquí los lectores pagarán las consecuencias.

El 18 de agosto de 2006, un anuncio publicado en The Economist causó furor en el ámbito científico: Bajo una cita de Bernard Shaw, "Todas las verdades nacen blasfemias", la compañía irlandesa Steorn anunciaba que había descubierto una manera de sacar energía de la nada.

Para los poco puestos en la materia, imaginemos una batería de móvil que no se gasta nunca. O una nevera que no requiere enchufe. O un coche que no usa ni gasolina, ni hidrógeno, ni nada. Las consecuencias de que llegue a inventarse un sistema que genere movimiento sin que requiera ninguna alimentación es un santo grial de la ciencia que ya volvía loco a Leonardo Da Vinci. Durante los años ha habido miles de intentos para construir semejantes aparatos. Sobra decir que ninguno ha funcionado.

La primera ley de la termodinámica nos suena a todos: La energía no se crea ni se destruye, sólo se transforma. Evidentemente, los que publicaron el anuncio sabían que el mandamiento contra el que blasfemaban era la termodinámica. Decían que su invento no sólo sacaba energía de manera constante y gratuita, sino que no había ningún desgaste o combustión de sus piezas, algo importante. Los fracasos en la búsqueda del perpetuum mobile se han podido dividir siempre en dos: Los honestos y las estafas. Los honestos son evidentemente los de aquellos tipos que tuvieron una idea y la pusieron en práctica, y no les salió. Las estafas, que a cada siglo que pasaba estaban más a la orden del día, resultaban mucho más sonados, eran más propios de feriantes que de científicos. Algunos se llegaban a prolongar durante años. Creo que incluso hay alguno en el que no se llegó a descubrir el truco. Pero vamos, todos tenían un ratón corriendo en un rodillo, una manivela secreta o algún hilo invisible. Era puro ilusionismo.

Por ello, en plena época de las guerras por petroleo, cualquier promesa energética producirá ilusión.

Cuando he escrito al principio que el anuncio causó furor en el ámbito científico, he exagerado. La respuesta más habitual del ámbito científico ante el movimiento continuo es un resoplido. Se parte de que es un imposible y no se le presta demasiada atención. Pero los medios sí que se la prestaron, los directivos de Steorn llegaron a aparecer en canales internacionales de televisión y en numerosos periódicos. La página publicitaria saltó a la de noticias.

Independientemente de que fueran un fraude o tuvieran razón, yo creo que los de Steorn en un principio hicieron lo correcto: Comentaron que estaban buscando una manera de reducir el desgaste en un mecanismo experimental hasta que las mediciones indicaron que la máquina devolvía más energía de la que se le introducía para que funcionara. Ellos lo confirmaron una y otra vez y lo hablaron de manera muy privada con algunos centros externos. Los que les hicieron caso lo probaron también y tuvieron la impresión de que tenían razón. Así que, tras varios años más de pruebas, decidieron publicar el anuncio, solicitando a todos los escépticos, cínicos y metódicos hombres de ciencia de varias ramas se alistaran para contradecir sus investigaciones. Sí, querían dejarse analizar por sus "enemigos ideológicos" para constatar que el aparato funciona. Si dan el aprobado, se comercializará.

Siento haberme extendido en toda esta presentación, aquí viene lo interesante: Simultánea al anuncio se lanzó también una web, con foro, donde todo el mundo podía hablar de ellos para bien y para mal, para apoyar y para contradecir, con sorprendente libertad de expresión. Y donde Steorn facilitaba información con cuentagotas, incluso contestando muy de vez en cuando en el propio foro a las preguntas menos desagradables.

El colectivo de gente que frecuenta ese foro es digno de un estudio social. Para empezar, gran parte de los visitantes son tremendamente cultos y educados. Pueden escribir mejor o peor, pero la mayoría entiende términos científicos. Luego están los dos bandos que creen que o bien Steorn tiene en sus manos el descubrimiento más importante de la historia de la humanidad desde el fuego, o bien que todo es una fría estafa a gran escala que juega con los sueños de los demás. Evidentemente la frontera entre ambas opiniones es ancha y difuminada. Los escépticos neutrales abundan. Son los que quieren ver qué pasa, que les interesa el tema sea verdad o mentira y que quieren estar ahí los primeros aún sabiendo que las posibilidades de que ocurra algo bueno sean mínimas. Luego están los que no dejan de hablar de alienígenas y profetas. Pero ésos son un grupillo marginal que no cuento. Yo no niego pertenecer al grupo de los escépticos que quieren estar ahí por si acaso.

Y tampoco niego que si tengo esperanzas en un imposible, es en éste. Vamos, que creo que el movimiento continuo es más probable que... digamos, Dios. Y eso que me parece muy improbable. De hecho, la única diferencia que veo entre buscar a Dios y buscar el movimiento continuo es que, pase lo que pase al otro lado, todos acabaremos muriendo y enfrentándonos a lo que haya después. Pero si una respuesta científica tiene posibilidades de existir, los seres vivos deberían plantearse la pregunta. Vamos, en el improbable caso de que esto funcione, no tengo nada que perder al perseguirlo. De hecho, muchos descubrimientos se han sacado de experimentos fallidos.

Sin embargo en ese foro la pseudocomunidad científica que se ha formado ha ido desarrollando una tendencia a obrar como si fuera una pseudocomunidad religiosa, es muy raro. La Termodinámica es Dios en la ciencia. Y contradecirla es, efectivamente, una blasfemia. Los proSteorn defienden que lo que más temen los que se oponen al invento es que se tambaleen las bases de lo que ha conseguido descubrir el hombre desde Newton, si no antes. Los antiSteorn dicen que la termodinámica es una ley, no un teorema o un axioma, o algo sujeto a discusión. Y detectan signos de fraude por todas partes.

Yo, la verdad, no sabía de qué lado ponerme. Después de todo, el hecho de que hoy haya estrellas en el firmamento me hace pensar que esa energía viene de algún otro sitio con más energía, ¿no? ¿Y antes había otro con más aún? ¿Qué había antes del Big Bang? Y bueno, todas esas preguntas que todos nos hacemos, creamos o no en Dios, porque en el fondo nadie tiene ni puta idea. También echo memoria y recuerdo a un buen profesor de Biología (todos mis profesores de Biología han sido buenos) que recurría a una definición de la vida curiosa: decía que la vida se caracteriza a cierta escala por contradecir la segunda ley de la termodinámica. Es sencillo, mientras la materia inerte tiende a distribuirse por el universo acercándose al caos asboluto, la vida tiende a ordenar moléculas cada vez con mayor complejidad, lo que está directamente opuesto al caos.

En otras palabras: Que las leyes de la termodinámica "sólo" por ser las conclusiones de toda la historia de la observación de todas las formas de energía posibles, no deberían detener una investigación, a veces las leyes establecidas dificultan la reinvención o producen atascos. Y muchas veces la pérdida de lo establecido libera la creación. Quién sabe. Insisto en que no tenemos ni puta idea.

Lo que sí sé es que tengo una creencia irracional: Que el resultado de dar con el movimiento continuo es demasiado bonito como para no desear que ocurra. Sería una solución para el 90% de los problemas que produce la Humanidad en la Tierra, sin necesidad de extinguirla, y temblarían los cimientos de absolutamente todo lo que creemos establecido y la vida se haría mucho más interesante.

Y sin embargo, no se mueve. Mientras el grupo de científicos convocado por Steorn lleva, según ellos, unos meses analizando resultados, Steorn preparó para hace unos días una presentación en el Museo Kinetica de Londres. A raíz de ello, desde unos días antes, me revisé todo lo que sabía de su invento, que por cierto, se llama Orbo. Prometieron llevar a Londres unos cuantos Orbos para que funcionaran delante de todos los visitantes y de varias webcams. Fracasaron. El día de lo que tenía que haber sido la inauguración, el presidente de Steorn se presentó pidiendo disculpas porque no habían conseguido poner a punto las máquinas. Él se achacó toda la culpa, dijo que no había dado a los ingenieros el tiempo suficiente para prepararlo todo, y patatín y patatán.

Los jarros de agua fría se sucedieron. Éste era Sean, el jefe de Steorn, hace un año, en Sky News y éste el que "la cagó" el otro día en Londres. Ahora es cuando una mayoría se siente engañada, traicionada, descubre que un tío con un dominio registrado puede retenerle en su foro durante meses y darle esperanzas de que está construyendo un mundo mejor. De hecho, ni siquiera los defensores del fraude están satisfechos, ni tienen un aire vengativo. De algún modo, esa frustración que transmite el vídeo les llega a ellos también. Lo que ven no es a un estafador, sino a alguien que ha cometido el mayor error que puede cometer un científico, el autoengaño, el delirio. Aunque en inglés es común una palabra mucho más melancólica: Delusion.

Incluso a través de carteles y de este vídeo, muchos han ido llegando a la conclusión de cómo funciona el misterioso invento. Y también decepciona, parece demasiado sencillo.

Ahora, donde antes veían o bien a un estafador o bien a un gurú, casi todos ven a un individuo que en algún momento cometió una serie de errores en unas mediciones y que lleva desde entonces buscando una manera honesta de replicar un éxito falso, acercándose al mínimo de consumo de energía pero nunca superando el 100% hasta producir algo rentable para cualquier uso. Ahora los mensajes que más predominan en el foro de Steorn son los de apoyo a Sean, ese hombre, que debe estar pasándolo muy mal, y los que atan los cabos que quedaban a través del autoengaño de ese gran líder. Luego están los que no dejan de creer en Steorn. Pero ésos son un grupillo marginal que no cuento.

Pues acabo de buscarlo y existe en castellano, pero no mola igual: Delusión.