17 de octubre de 2012

Rodando Sheeple

Hace unos meses terminamos este corto:

Que, por corto que sea, es una adaptación, concretamente de este comic.

Su creador, Randall Munroe, había plasmado una idea a la que llevaba mucho tiempo dando vueltas. Randall hace tres viñetas estupendas por semana y no pasa un mes sin dar en la diana de un modo espectacular. 

Cualquier cosa que diga sobre esa viñeta es una redundancia. Ésa es una de las claves de la magia de xkcd, la capacidad que tiene de noquear al lector de mil maneras distintas. Lo importante es que quise trasladar esa sensación al audiovisual, y el formato del notodo de 30 segundos era ideal para eso. Todo encajaba, sin más. Era un puzzle con pocas piezas y las veía claramente. Necesitaba contar esa historia en ese formato.

Era mi primera adaptación. Traté de contactar con Randall sin éxito (le escribe muchísima gente) y acabé reinstalando un viejo cliente de IRC para entrar en el canal #xkcd de un servidor concreto.Tardé semanas en coincidir con él, pero mereció la pena. No sólo me dio permiso, sino que fue extremadamente amable. Desde entonces he intentado tenerle al tanto de todos los progresos.

El siguiente paso fue la adaptación a guión, y a vez, a animática.


Con el Notodofilmfest en mente, traté de mantenerlo en 30 segundos, cabeceras incluidas.
Y llegó la gran pregunta: ¿Cómo rodamos esto?
Respuesta: Juntando muchos amigos en el metro.

La idea era cogerles a todos, meterles en un vagón en horas de poca afluencia y convertir esas siluetas en miradas interesantes.

No es tan fácil como parece. Tuve que pasarme unas cuantas en el metro analizando dónde, y cuándo. ¿En qué vagones? ¡Hay varios tipos de tren!

Mi preferido era el de la serie 5000. Es la más universal. Uno ve el interior de esos vagones y sabe claramente que es un metro, lo que no ocurre con los vagones nuevos. Además, están aislados, por lo que se podría llenar un compartimento sin armar más que en una parte del tren.

Lo malo que tienen es que hay pocos. Los han ido reemplazando, o modernizando con colores chillones. Necesitaba uno antiguo. Descubrí que en la línea 6, los sábados por la mañana, uno de cada ocho vagones sin falta es de este tipo, así que tuve que anotar los números de los trenes para saber cuánto debíamos tardar en entrar en el metro. También eché un vistazo a qué vagones están más vacíos a esa hora. 

Y ya está, cogí a mis amigos y les metí allí.

Sobre si es legal o no lo que hicimos, hay debate. Ésta es la única circular que han hecho sobre tomar imágenes dentro de las instalaciones, y nunca ha sido revocada.. Tampoco teníamos intereses comerciales.

Pero dentro de una rocambolesca estrategia por si nos paraban, primero grabamos todos los planos con el móvil, mucho más difícil de detectar, y luego con la 5D, por si nos echaban, y al menos estaríamos cubiertos:



Ésta es la versión móvil.


Y aquí, una comparación entre los resultados de ambas.
Copamos un cuarto de vagón. Como grabamos en la línea 6, dimos un par de vueltas completas. En algún momento se nos puso alguien en ese hueco, pero nada que no se pudiese tapar con tantos amigos.


En cuanto terminamos, nos fuimos a grabar las voces:


El montaje fue extremadamente sencillo. Sólo hubo un efecto especial complejo: el momento del trasfoco:


El cámara, Nacho Tundidor, hizo uno en el momento perfecto, pero, contra todo pronóstico, la Canon 5D Mark II no desenfocó tanto como me parecía adecuado. Así que tocó hacer unas cuantas máscaras selectivas para desenfocar.


Y ya está. Roberto Fernández se encargó de mezclar el sonido, y al notodo. Quedó finalista, pero no pasó de ahí.



A la izquierda, cartel de prueba. A la derecha, el definitivo.

De momento hemos participado en otro festival, el One Minute de Aarau, donde había tres nominados. Me avisaron de que optaba a premio sólo si asistía o mandaba un vídeo de agradecimiento, y les mandé este engendro: