27 de julio de 2009

Iowa

Iowa es el vigésimo noveno Estado Unido.

En las elecciones primarias a la presidencia de Estados Unidos, Iowa es una de las primeras paradas. Obligatoria. Ganar en Iowa te coloca el primero en las noticias del resto del país. En las últimas, Obama ganó en Iowa y se convirtió en noticia.

En Iowa las elecciones de las primarias no son como en el resto de los estados, sino que hay un método llamado caucus, en lugar de votar, los vecinos se reúnen y se colocan en asientos según su candidato. Es algo más complicado, pero básicamente consiste en eso. No hay voto secreto.

Iowa es el mayor productor de maíz del país. Ir a Iowa y decir que Estados Unidos produce demasiado maíz sentaría tan mal como ir a Chinatown a quemar un muñeco de Bruce Lee. De hecho, existe una tendencia desde hace décadas a incentivar a los votantes de Iowa con promesas electorales relacionadas con la subvención a la producción de maíz.

Durante décadas, las subvenciones se han mantenido casi siempre y han aumentado el resto de las legislaturas. Actualmente es un consenso que Iowa produce demasiado maíz.

Como el maíz está subvencionado, es más barato que cualquier otro producto. Por ejemplo, es más barato que el azúcar. Pero el maíz no es dulce, así que para hacerle la competencia tiene que pasar por una serie de proceso enzimáticos. De ahí sale un líquido que sabe tan dulce como la glucosa, pero con características químicas diferentes, "sirope alto en fructosa".

Las personas no procesan la fructosa creada igual que la glucosa del azúcar. Todas las células de todos los seres vivos utilizan la glucosa como método de almacenaje de energía. Es la moneda de cambio. La fructosa y similares tienen misiones más específicas (en la fruta en general) y en nuestro cuerpo, en lugar de ser transportadas por la sangre hasta las células, tienen que pasar por el hígado. Por eso, tomar un postre o un refresco con fructosa de maíz en lugar de azúcar hace que el hígado ejerza un trabajo añadido, innecesario.

Cocacola se pasó a la fructosa en 1985. No fue en el momento de "la nueva Cocacola", ya habían empezado algo antes, paulatinamente, y nadie se dio cuenta. Como ésta, muchas otras empresas. Una lata de cocacola contiene una mazorca y media de maíz subvencionado.

Eso en Estados Unidos, no necesariamente con los productos de aquí. Cualquiera que haya estado allí puede comprobar la tremenda diferencia de sabor de los productos azucarados los primeros días. Pero suele venir bien eso mirar los ingredientes de los productos que consumimos con mayor regularidad, claro.

Otra de las maneras de acabar con los excedentes de maíz es crear con él un combustible alternativo, llamado etanol. El etanol es un alcohol que puede mezclarse en un motor normal con gasolina hasta en concentraciones de un 10%, en un motor especializado puede consistir en el 100% del carburante. Sin embargo, la producción de etanol con maíz es hasta seis veces menos efectiva que con otras plantas. Con un campo de maíz capaz mover un coche durante un año, podrían comer siete personas en ese mismo espacio de tiempo. Entre la plantación y el procesado, producir un litro de etanol cuesta más de un litro de gasolina... sin contar la energía que se obtiene del mismo sol.

La producción de etanol es tan falsamente rentable que no sólo ha subido el precio de los alimentos, sino que está desviando las inversiones científicas a la investigación de otras soluciones a la adicción norteamericana al petróleo.

Hoy en día, uno de los métodos habituales de los analistas políticos de Estados Unidos para medir la ambición de un candidato al congreso o el senado, es conocer su opinión sobre la importancia del maíz y el etanol y su cuidado de no decir nada de lo que pueda arrepentirse cuando se presente a un cargo más importante.

El lobby del maíz es muy poderoso, no hace falta ser un genio para darse cuenta de que actualmente se retroalimenta de las subvenciones y que se asegurará por su propio bien de que nunca, nunca, nunca, cambie la importancia y la extravagancia del proceso electoral de las primarias en Iowa, responsable silenciosa de retrasos científicos, adicción al petróleo, diabetes y obesidad.

20 de julio de 2009

¿Por qué preocuparse?

Si algo tiene solución, ¿por qué preocuparse?

  • Porque tienes que encontrarla, concretarla y ejecutarla.
  • Porque hay veces que, si tardas mucho, ya no puedes solucionar nada.
  • Porque no sabes si funcionará.
  • Porque tienes varias soluciones y no sabes cuál es la mejor.
  • Porque la solución depende de otros.
  • Porque la solución depende de ti.
Si algo no tiene solución, ¿por qué preocuparse?
  • Porque no estás seguro de si la solución no existe o todavía no la has encontrado.
  • Porque muchas veces el problema es que nadie quiere buscar una solución.
  • Porque un problema sin solución puede arruinarte la vida.
Putos proverbios chinos. Llenan tan rápido y alimentan tan poco como la peor de sus comidas.

7 de julio de 2009

Cine todo el rato

He tenido unas cuantas conversaciones recientemente sobre mi afición por Chaplin y siempre tengo la impresión de que parezco un raro. La cuento aquí:

La primera película que vi de Chaplin debió de ser El gran dictador cuando tenía unos 7 u 8 años. Mis padres la grabaron en La 2, también La quimera del oro y Tiempos modernos. Creo que hubo una temporada que preferí El gran dictador, pero duró poco y empecé a pedir que me dieran más de eso, que me bajaran las otras del señor del sombrero de la estantería alta. Antes de los 13 años me las sabía de memoria y con la peli de Attemborough fui entendiendo quién era este sujeto. Luego pasaron bastantes años antes de verme varias más, El circo y Candilejas, ambas antes de los 18. Tiempo después tocó El chico. Y a los dos o tres años, Un rey en nueva York. Y algún corto de vez en cuando.

Durante todo este tiempo han ido saliendo ediciones, colecciones, packs, estuches metálicos y fuentes del emule para prácticamente toda su filmografía (la que no se ha perdido). Y sin embargo, pese a tener a Charlot incrustado en mi ADN, no tengo una necesidad absoluta de ver todo lo que ha hecho; no tan rápido. Disfruto Tiempos modernos por los recuerdos que me trae, y volver a verla 20 años después me proporciona segundas lecturas muy gratificantes. Pero ahora tengo edad para ver El chico y disfrutar a varios niveles a la vez. Me encanta descubrir a Chaplin, pero no me apetece que llegue el día en el que no me quede nada más que descubrir sobre él.

Así, departiéndonos entre ver y no ver, me he dado cuenta de que inconscientemente estos últimos años he extrapolado esta idea al resto del cine. Soy un cinéfilo que, sabiendo bastante de cine, no ha visto más de la mitad de las obras cumbre del séptimo arte. Y muchas menos de las obras cuasi-cumbre, o semi-cumbre, o las relativas a los autores de las obras cumbre. Vamos, que me faltan muchas por disfrutar. Y he decidido que esto siga siendo así no porque me parezca muy buena idea, sino porque pensando en ello, he llegado a la conclusión de que hacer lo contrario es una idea malísima.

Les presento al Cinéfilo Absoluto:

Llega un momento en la vida de todo cinéfilo de pro en el que se decide a dedicar una gran parte de su vida a ver pelis. Me refiero al género de cinéfilo que no sale de la filmoteca, que tenía entonces 2000 cintas vhs y se ha pasado a abonarse a todos los canales del digital sin descuidar su emule, que echa humo en busca de fuentes para las obras más oscuras.

Los que son Cinéfilos Absolutos suelen jactarse de ello. Creo que no hay tantos, pero todos conocemos a varios. Y creo que experimentar un proceso así así conlleva serios problemas.

  1. Pongamos que el cinéfilo decide a los 15 años verlo TODO. Si se pone en serio, a los 25 años lo habrá conseguido.
  2. Lo más probable, con raras excepciones, es que las obras aclamadas sean las de más fácil acceso. La historia del cine no es tan larga. Los clásicos universales de la literatura pueden durarte 50 años, pero si tienes libre acceso al cine, las grandes películas pueden durarte 2.
  3. Si de los 15 años a los 25 has visto condensados 100 años de cine, de los 25 a los 35 vas a ver... 10 años de cine. La década que te toca vivir.
  4. Cada década salen un buen puñado de obras maravillosas, y otras que gustan a distintos públicos a los que les puedan parecer maravillosas o no. Pero no es lo mismo. Cada año sale mucha mierda y gran parte de la mierda se va con el tiempo. El nivel de calidad y variedad que puedes presenciar durante la primera etapa de la Cinefilia Absoluta es insuperable.
  5. Como no sólo las películas son peores de media sino que además hay muchas menos, el cinéfilo, sólo por mantener el ritmo al que se ha acostumbrado, va a tirar de las obras menores de los 100 años anteriores, que en muchos casos será mejor que las obras menores de la década que está viviendo ahora. Evidentemente, el ritmo de búsqueda no se parará aquí, en esos 100 años de cine hay muchas más obras oscuras que te quedan por ver.

Llegamos al punto crítico: El cinéfilo cumple 35 años. Ahora según su carácter y su trayectoria, si quiere seguir siendo así, puede tomar una decisión entre dos:

  • Trasladar su cinefilia a géneros concretos. Hay tantas películas malas de cada género como en su variada colección. Puede pasar a devorar la más absoluta morralla sólo, insisto, para mantener un ritmo al que se ha autoimpuesto sin saberlo. El Cinéfilo Absoluto se convierte en un cinéfilo específico de la serie b.
  • Dejar de ver películas nuevas. Preferir revisar todo el buen cine que conoce antes que poner un pie en esas nuevas tendencias que tanta frustración le han provocado.

En otras palabras, el exceso te cambia el gusto. Te vuelve minoritario artificialmente. Te vuelve sabelotodo, despreciador. A los 30 eras Tarantino y a los 40 puedes convertirte en Garci. Te vuelves radical, falsamente nostálgico. Puedes acabar anoréxico o bulímico hasta la obsesión. Y lo peor es que has fagocitado sin saborear ni digerir. Lost no es una serie diseñada para que te la veas del tirón, sino para que te pases seis meses pensando en Jacob. Centauros del desierto es de un señor de 62 años. No necesitas ver a Bergman con 25.

Y si caes en la desgracia de morir sin haber visto todo lo visible sobre Chaplin, te puedo asegurar que Chaplin será el menor de tus problemas.