21 de mayo de 2006

Mierda Vidi: Mierda Vinci

Vaya por delante que no pretendo convertir el blog en una sucesión de críticas cinematográficas. Como género me parece un error de base. Y por supuesto, vaya más aún por delante que para el caso que nos ocupa me importa un carajo quién fue o no fue Jesucristo. Eso lo dejaremos para otro momento.

El código Da Vinci es MA-LA. Lamentable, horrible, inaceptable. Vistos los datos de ventas, es estadísticamente la película de la que más gente repetirá el "me gustó más el libro" de toda la historia. TO-DA.

Se hace lenta, se hace vacía. Se convierte en un bodrio insoportable que sólo plasma medianamente bien, y a medias, la teoría de la que habla; a muchos les parecerá que ése es el fin, dar masticada a las masas una Teoría Unificada del Machismo y todo eso, pero me temo que no, que una película es un precio demasiado caro para contar eso, que quedará lejos de satisfacer a todos los que busquen en ella algo mínimamente cinematográfico, pero madre mía, todos los departamentos encargados de dotar de expresividad a la narrativa se encuentran perdidos sin saber qué hacer, a dónde apuntar, qué remarcar. ¿Se han vendido los razzies tanto como para no premiar categorías técnicas? No lo sé, pero candidaturas no faltan:

La iluminación es monótona, muy monótona, incluso vemos algún plagio de cómo colocaban las luces al Loco Crowe en primer plano, pero con Hanks. Hace falta mucho trabajo para convertir algunas de las localizaciones más espectaculares del mundo en algo tan poco atractivo.

Los encuadres parecen sacados de la peor fast movie española, sin pies ni cabeza, sin tener la menor idea de qué es un punto de interés, qué es un personaje preocupado, o un momento de tensión. Ni por iluminación ni composición recuerdo un solo plano que llamara la atención o cumpliera su objetivo.

Del montaje se puede decir el manido "sobra más de media hora", pero no conviene quedarse ahí. Muchas películas de las que se dice eso en realidad necesitan un par de recortes de unos minutos y quizá añadir un plano. Aquí hace falta ser poco originales, porque esta película necesita eso para todas y cada una de las secuencias. Además es como si hubieran elegido para cada momento la toma y el ángulo menos expresivo de los que disponían, creo que un montaje descartando TODOS los planos que han utilizado en éste tendría que ser mejor por fuerza.

La postproducción visual reinventa el concepto de flashback tirando por tierra todos los parámetros convencionales que los definen y para insertar por aquí y por allá momentos históricos con filtros que hacen que parezcan más futuristas que el presente. Los momentos de investigación plasmados visualmente suben esas absurdeces matemáticas de Una mente maravillosa a un pedestal. Si aquellas no tenían sentido, éstas directamente escupen irrealidad al espectador. Y encima son aburridas.

La música (miren esa foto, por dios) remarca todos estos errores y los acentúa hasta el extremo. Los tiempos en los que un músico se sentaba ante la pianola para improvisar durante los cortos de Charlot ya pasó, y sin embargo aquí está, pobre, inexpresiva, inadecuada cuando se deja oír, totalmente ajena a la historia, y, ante el distanciamiento que se crea junto con los demás departamentos, comete su error más grave: nada interesante por sí misma.

Lo único salvable de toda la película es un CHISTE que hace Ian Mckellen. Un plano medio con él citando el libro textualmente. Es decir, el único momento que me funciona de toda la película es uno en el que no hay intermediarios, en el que el actor logra recitar por encima de todos los boicots narrativos.

Dan ganas de echar la culpa al director, que ha debido de tener serios problemas de cualquier índole personal durante el rodaje, pero una segunda reflexión nos hace preguntarnos si estuvo ahí en algún momento, si llegó a haber un señor que supiera lo que estaba contando, o al menos qué estaba pasando durante el tiempo que cobró. Es alucinante cómo su anterior Cinderella Man, que reconozco que no he visto, fue tachado de cursillista, por seguir el manual de instrucciones para crear una película de éxito y oscarizable. La película fracasó, pero al parecer las notas se siguieron al pie de la letra. Aquí no hay elemento atractivo ajeno a la propia adaptación del Best Seller. Cualquier técnica de manual o no, que haya demostrado interés por parte del espectador en cualquier película anterior de este hombre o de cualquier otro de cualquier país falta, falla, no llega o ni siquiera intenta plantearse. Y una tercera reflexión, ésta ya dentro de la furiosa decepción que me ha causado la película, me hace preguntarme si lo que pretendía en la sombra era contar la teoría de marras dentro del contenedor menos interesante posible.

Cuando los productores dijeron que se habían hecho con los derechos, planteaban el reto de la conversión de formato buscando alternativas visuales, de acción, de personaje, que acabaran de darle ese interés fílmico. Los cojones. Es una representación casi secuencia por secuencia del libro. En el libro funciona la estructura de cliffhangers, que ya dejé caer aquí brevemente, es la que hace que el lector acabe un capítulo de media página y se vaya a dormir haciéndose preguntas. Aquí se demuestra cómo esta estructura, que puede funcionar en series con publicidad y continuidad, al adaptarse al cine se estrella de cabeza contra el barro.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Aún podríamos añadir un par de regalitos mas para el que tenga dudas en si ir a verla o no.

Por muy poco cine que uno haya visto, si sigue con atención las películas protagonizadas por "Amelie" y "Forrest" se da cuenta que las escuelas de interpretación de cada uno no enganchan ni con cola... así pues porqué colocarlos juntos? NO HAY química ni buen rollo... es mas me aventuraria a asegurar que cada uno en su camerino lanzaba dardos sobre fotografias del partener.

Y lo que me saca mas de quicio es que si se adapta un libro se haga con todas las consecuencias. Si en el libro de Dan Brown se generalizaba en toda la iglesia (Opus Dei) las maldades, todos sabían, todos estaban metidos en el meollo en la película són unos "malos" que operan a la espalda. ..

O a lo mejor no!! pero claro es que uno no se puede dormir en el cine... ustedes perdonen.

La próxima vez buscaré en lo más recóndito de mi ciudad una sala que milagrosamente proyecten alguna cópia de película española..

Anónimo dijo...

Mi teoría de que Ron Howard ha hecho esta película con una sola intención: que la oigamos. Nada de verla. La única forma en que funciona es metiendo las dos horas en mp3 en el ipod y poniendotelo para ir de viaje.

Anónimo dijo...

He oido que el Opus Dei pidió que, al principio de la película, apareciese un cartelito advirtiendo que lo que se iba a ver se trataba de una FICCIÓN...

... menos mal que no se salieron con la suya. Si llego a leer el cartelito de marras y luego ver esta castañita, no sabéis cómo me hubiera ofendido.

TioVania dijo...

Ron Howard se está descojonando con la cantidad de primos como vosotros que está pagando por ver su película... ahora que casi había dejado de reírse porque haya gente que piensa que tiene talento...

Anónimo dijo...

Pues yo no me he leido el libro, ni he leido la película, y no he visto la tele en bastante tiempo. Así que no se nada de esta historia. Aún así, siempre he sido un ferviente enemigo de los best seller (me he leido un par, eso sí) y me esta empezando a picar la curiosidad, con lo que quizá en breve me lea el libro y vea la película. Simplemente para poder empezar a criticarla con un poco más de conocimiento. Lo que más vergüenza me da es que tengan los huevos de llevarla a Cannes y dudar de cómo será la crítica...

Pedro dijo...

Apollo y Cinderella no está mal, son peliculas aseaditas sin animo de molestar a nadie y que cumplen su misión. Howard es el director que todos los productores de grandes compañias querrian, no les va a dar un mal susto presupuestario, ni de planificaciones arriesgadas.

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