25 de mayo de 2006

Me peto a Laura

¿De dónde ha salido ese mp3 alternativo? No lo sé, pero era urgente unirlo al videoclip.



Tiene algún truco de montaje para que el discurso sincronice mejor. Se podría apañar algo más, pero eso sería meterse en cirujía innecesaria.

Actualización: Parece que no es de la misma gente, y el caos alcanza el extremo ante un vídeo que lo mismo es de los que han hecho la parodia o de terceros (¿cuartos?).

22 de mayo de 2006

Uri Jiménez

Puedo presumir de que tengo algún mago entre mis amigos, incluso he trabajado con ellos. Más al respecto próximamente. Por el momento tengo que decir que sé cómo funcionan algunos de sus juegos, pero soy lo suficientemente profano como para quedarme totalmente perdido en un espectáculo. Y como algo sé, a veces prueban conmigo a ver si sé por dónde van los tiros. Y por supuesto jamás les estropearía un número contándolo por ahí.

Uri Geller es un mago. No es un brujo, ni un parafenómeno, ni un psicomante ni un telépata. Es un ilusionista. Y eso los magos lo han sabido desde siempre.

Y sin embargo hace una hora le han sacado en Cuarto Milenio. Iker Jiménez, que para ser totalmente escéptico disimula muy bien, ha dejado caer ante sus invitados la pregunta de cuánto hay de verdad y mentira en los espectáculos de Geller. La conclusión ha sido alarmante:

  • Lo de doblar cucharas es mentira
  • Lo de doblar llaves es mentira
  • Lo de infundir poderes a los espectadores para reparar sus relojes antiguos pudo deberse a la fuerza psiokinética de la unión de 18 millones de espectadores para que volveran a funcionar.

Oh, come on.

Los invitados del programa fueron unos estudiosos de lo paranormal que creían en lo paranormal, lo que para los trucos que explicaban era un sinsentido... a simple vista. Comprendían lo que Geller hizo, lo llamaban correctamente missdirection, pero ha quedado en el aire la tercera incógnita, ya que muchos llamaron después para asegurar que sus relojes habían vuelto a funcionar, dejando caer eso, que pudiera tratarse de un poder que Uri Geller... ¿qué? ¿Que usa cucharas con truco la mitad de las veces y la otra mitad usa poderes de verdad?

Señores, los relojes antiguos se estropeaban con la menor mota de polvo o de grasa, y si aprietan durante unos minutos un reloj con ese problema, el calor y la humedad pueden disolverla o cambiarla de sitio. A mí me lo contaron, yo no lo descubriría por mí mismo. Estadísticamente, casi todos en los 70 conservaban algún reloj del abuelo; estadísticamente, muchos de ellos fueron víctimas de esas motas después de la época en que compensara el esfuerzo de llevarlos a reparar. Resulta que ese truco no se le ocurrió a Geller por las buenas, sino que procede de los tiempos en que esos mecanismos eran de uso cotidiano y los relojeros tenían ese secreto en su gremio: Iban a su oscuro taller y probaban a ver si era eso. Y si era, salían a los tres minutos con una sonrisa, pidiendo dos pesetas por el recambio de piezas y el trabajo.

Ya digo que necesité que me lo contara un mago, uno que no tiene por qué revelarme sus técnicas, y mucho menos las de terceros, pero al que no le importa desmantelar a aquellos que se las dan de mesías, profetas, o poderosos. Los magos, independientemente de sus creencias, están hasta las pelotas de que los futurólogos, parlamuertos y otros parásitos sociales utilicen sus técnicas de mentalismo o adivinación, que son perfectamente explicables (parte de una ficción sumamente artística), para trascender a la magia y alcanzar unas cotas de misticismo (pura superstición) que se aprovecha de los crédulos. Hasta Anthony Blake, que en apariencia es quizá de lo más místico de España, hizo suyo el clásico "Todo es producto de su imaginación, no le den más vueltas, no tiene sentido". Es decir, "hagan el favor de no idolatrarme y dedicarse a cosas más útiles".

La magia es un fenómeno fascinante que nace en la psicología, pasa por las ciencias, matemáticas, estadística, física, incluso ingeniería... y acaba en las artes escénicas. Y tiene su propia historia, su propia literatura. Tiene sus oleadas, ahora los lumbreras televisivos han descubierto que como los monologuistas se han quemado por las ristras de chistes que crean una vez a la semana hay que cambiarlos, y qué mejor para ello que un colectivo virgen de profesionales que lo mismo llevan años perfeccionando un número de seis minutos. Y yo a los magos, como profano algo merodeador, les tengo un profundo respeto. No se puede uno imaginar, ni debe, cuánto hay que trabajar para que parezca que no cuesta trabajo crear lo que no parece posible.

Pero resulta que ahora va a ser Cuarto Milenio lo imposible. Me siento con este programa como cuando veo a un mago amigo repetir en público un juego que ha probado conmigo, que ha desarrollado delante de mí y que entiendo. Han dado a entender que ellos han descubierto los trucos de Geller, cuando gente como el mago James Randi lleva décadas denunciando su engaño en masa. Han dicho cosas como "se cree, se rumorea, que Geller trabaja ahora buscando petróleo", cuando hay documentales por ahí en los que aparecen él y quienes le contratan para eso.

Datos fehacientes a los que puedo acceder con dos clicks de google, quedan sumergidos en un halo de trascendente incertidumbre de un programa que acaba haciendo trampas en su propio juego. ¿A cuántos magos conoce el español medio? A Jorge Blass y Anthony Blake. ¿A cuántos astrólogos? Rappel, Paco Porras, Octavio Aceves, Aramis Fuster, la tipeja del ranking del horóscopo de madrugada... gente que nos importa una leche y que nos meten por los ojos porque el mundo está lleno de crédulos, gente de la que nos gusta oír las tonterías que necesitamos que nos digan. Aunque injusto, está claro que el sistema de dejar en ascuas, de referirse a nuestras mayores incertidumbres, funciona.

Quién iba a decirme a mí que ese presunto investigador llamado Iker Jiménez se acerca más a la Pitonisa Lola que a Tamariz. Hoy he visto la mierda, hoy he comprendido que Cuarto Milenio no es que hable de trucos. Es que es un truco.

If you are bending spoons with your mind, you are doing it the hard way.

James Randi

21 de mayo de 2006

Mierda Vidi: Mierda Vinci

Vaya por delante que no pretendo convertir el blog en una sucesión de críticas cinematográficas. Como género me parece un error de base. Y por supuesto, vaya más aún por delante que para el caso que nos ocupa me importa un carajo quién fue o no fue Jesucristo. Eso lo dejaremos para otro momento.

El código Da Vinci es MA-LA. Lamentable, horrible, inaceptable. Vistos los datos de ventas, es estadísticamente la película de la que más gente repetirá el "me gustó más el libro" de toda la historia. TO-DA.

Se hace lenta, se hace vacía. Se convierte en un bodrio insoportable que sólo plasma medianamente bien, y a medias, la teoría de la que habla; a muchos les parecerá que ése es el fin, dar masticada a las masas una Teoría Unificada del Machismo y todo eso, pero me temo que no, que una película es un precio demasiado caro para contar eso, que quedará lejos de satisfacer a todos los que busquen en ella algo mínimamente cinematográfico, pero madre mía, todos los departamentos encargados de dotar de expresividad a la narrativa se encuentran perdidos sin saber qué hacer, a dónde apuntar, qué remarcar. ¿Se han vendido los razzies tanto como para no premiar categorías técnicas? No lo sé, pero candidaturas no faltan:

La iluminación es monótona, muy monótona, incluso vemos algún plagio de cómo colocaban las luces al Loco Crowe en primer plano, pero con Hanks. Hace falta mucho trabajo para convertir algunas de las localizaciones más espectaculares del mundo en algo tan poco atractivo.

Los encuadres parecen sacados de la peor fast movie española, sin pies ni cabeza, sin tener la menor idea de qué es un punto de interés, qué es un personaje preocupado, o un momento de tensión. Ni por iluminación ni composición recuerdo un solo plano que llamara la atención o cumpliera su objetivo.

Del montaje se puede decir el manido "sobra más de media hora", pero no conviene quedarse ahí. Muchas películas de las que se dice eso en realidad necesitan un par de recortes de unos minutos y quizá añadir un plano. Aquí hace falta ser poco originales, porque esta película necesita eso para todas y cada una de las secuencias. Además es como si hubieran elegido para cada momento la toma y el ángulo menos expresivo de los que disponían, creo que un montaje descartando TODOS los planos que han utilizado en éste tendría que ser mejor por fuerza.

La postproducción visual reinventa el concepto de flashback tirando por tierra todos los parámetros convencionales que los definen y para insertar por aquí y por allá momentos históricos con filtros que hacen que parezcan más futuristas que el presente. Los momentos de investigación plasmados visualmente suben esas absurdeces matemáticas de Una mente maravillosa a un pedestal. Si aquellas no tenían sentido, éstas directamente escupen irrealidad al espectador. Y encima son aburridas.

La música (miren esa foto, por dios) remarca todos estos errores y los acentúa hasta el extremo. Los tiempos en los que un músico se sentaba ante la pianola para improvisar durante los cortos de Charlot ya pasó, y sin embargo aquí está, pobre, inexpresiva, inadecuada cuando se deja oír, totalmente ajena a la historia, y, ante el distanciamiento que se crea junto con los demás departamentos, comete su error más grave: nada interesante por sí misma.

Lo único salvable de toda la película es un CHISTE que hace Ian Mckellen. Un plano medio con él citando el libro textualmente. Es decir, el único momento que me funciona de toda la película es uno en el que no hay intermediarios, en el que el actor logra recitar por encima de todos los boicots narrativos.

Dan ganas de echar la culpa al director, que ha debido de tener serios problemas de cualquier índole personal durante el rodaje, pero una segunda reflexión nos hace preguntarnos si estuvo ahí en algún momento, si llegó a haber un señor que supiera lo que estaba contando, o al menos qué estaba pasando durante el tiempo que cobró. Es alucinante cómo su anterior Cinderella Man, que reconozco que no he visto, fue tachado de cursillista, por seguir el manual de instrucciones para crear una película de éxito y oscarizable. La película fracasó, pero al parecer las notas se siguieron al pie de la letra. Aquí no hay elemento atractivo ajeno a la propia adaptación del Best Seller. Cualquier técnica de manual o no, que haya demostrado interés por parte del espectador en cualquier película anterior de este hombre o de cualquier otro de cualquier país falta, falla, no llega o ni siquiera intenta plantearse. Y una tercera reflexión, ésta ya dentro de la furiosa decepción que me ha causado la película, me hace preguntarme si lo que pretendía en la sombra era contar la teoría de marras dentro del contenedor menos interesante posible.

Cuando los productores dijeron que se habían hecho con los derechos, planteaban el reto de la conversión de formato buscando alternativas visuales, de acción, de personaje, que acabaran de darle ese interés fílmico. Los cojones. Es una representación casi secuencia por secuencia del libro. En el libro funciona la estructura de cliffhangers, que ya dejé caer aquí brevemente, es la que hace que el lector acabe un capítulo de media página y se vaya a dormir haciéndose preguntas. Aquí se demuestra cómo esta estructura, que puede funcionar en series con publicidad y continuidad, al adaptarse al cine se estrella de cabeza contra el barro.

11 de mayo de 2006

Las reglas del juego



En los años 50, dos matemáticos de la RAND decidieron que iban a saltarse un intermediario. Para simplificarlo, diremos que uno quería vender un coche y otro comprar el mismo modelo de segunda mano. Con un intermediario, el coche costaría 110 $, el vendedor se llevaría 90 y el intermediario 20. El vendedor del coche propuso al comprador 100 dólares, que resultaba redondo y beneficioso para ambos. Sin embargo el comprador, un viejo matemático de fuerte carácter, se negaba a pagar más de 90. "¿Para qué, si tú no ibas a cobrar más?" Su amigo no pudo convencerle de que 100 era la cifra más justa, y qué iba a hacer, ¿dejar de vender un coche que necesitaba vender? ¿Dárselo al insoportable intermediario del lucrativo negocio de coches usados? ¿Iba a romper su vieja amistad con su colega por diez miserables dólares? Tras un último intento de regateo mientras le llevaba a su casa tuvo que apechugar aceptando un sobre con los 90. Llegaron y el viejo matemático arrancó su viejo nuevo coche, se despidió y se fue. El vendedor, entrando en casa, abrió el sobre y vio que tenía los 100 dólares que creía que nunca iba a recibir: Su amigo iba a darle 100 desde el principio.

Casi sin dormir, llegó a trompicones al trabajo al día siguiente pidiéndole a su amigo una explicación que terminara con sus cavilaciones. Habían tenido una fuerte discusión, podían no haber llegado a un acuerdo, podían no haber vuelto a hablarse; en pocas palabras, se había creado una situación de malestar a partir de la nada.

Con una sonrisa, su colega le pidió disculpas por haberle hecho partícipe de un experimento a pequeña escala, un experimento que formaba parte de la teoría de juegos que tenía como fin confirmar una vez más sus temores: La única regla que funciona en la teoría de juegos es que el más intolerante acaba saliendo con las de ganar.

Ya sea haciendo trampas, negándose a negociar, o defendiendo tajantemente una zona o una religión, si hay dos partes enfrentadas y una es razonable, va a tener que ceder. Si las dos son razonables, el caso ideal, es muy probable que una deje de serlo como estrategia. Si las dos partes son intolerantes, el diálogo se acaba. Hay terrorismo, opas hostiles, guerras santas. Qué gran razón tenían estos matemáticos, y qué mal lo plasmó Ron Howard en Una mente maravillosa.

Es increíble cómo una cosa que me es tan ajena como la política se introduzca en tanto en mi terreno, la ficción, a la hora de estipular algo tan inexistente, las fronteras. Todo raciocinio se pierde. El país que más proyecta su patriotismo hacia los demás es uno de los más jóvenes, más mixtos, con menos historia y ni siquiera tiene nombre de verdad. Y sin embargo han creado un amor por una bandera, un millón de tradiciones, un espíritu y un way of life. De entre las muchas cosas que deberíamos aprender de él, quizá la principal sea ese error conceptual que les ha llevado al liderazgo mudial, pero al revés, como ejemplo a no seguir, el budismo nacional, ir más allá del desprecio al McDonalds como rival y pensar que nosotros podríamos ser mejores que ellos no por ese arraigado sentimiento patriótico, sino por el hecho de preferir no tener patria, no buscar el glocalismo. Pero evidentemente, esto no podrá ser nunca así por lo unidos que van el poder y la tierra a la tradición, tanto, que si no existe hay que crearla. Léase Olentzero. Léase nacionalidad, realidad nacional. Ya que "racional" y "nacional" se parecen tanto, dentro de ese gran juego mundial deberían inventarse la palabra "Naciocinio", o mejor, "Naziocinio".

Claro, es lógico que los nacionalistas sólo se puedan entender de mentira con los interesados y de verdad con los tolerantes. Pero hacer uso del raciocinio ante un intolerante es una derrota de antemano. En las últimas elecciones generales no participé porque soñé con un chiste que Forges no ha llegado a hacer nunca:



Creo que la forma más asquerosa de dejar claro que todo es una gran mentira es repetir una y otra vez la mierda de frase que todos los políticos se han grabado con sangre: "Éste es un asunto serio, aquí hay unas reglas del juego."

No, señores. Las fronteras son un juego que sólo quieren jugar ustedes. Son una ficción y tenemos problemas reales, no queremos que ustedes jueguen. Hasta el celuloide es más tangible que sus fronteras, que todas, excepto una. La única frontera de verdad que tenemos aquí es la capa de ozono, y la estamos disolviendo en el sentido equivocado. Pero ésa es otra historia.

8 de mayo de 2006

¡Yuju! ¿Yuju?



Yu.

7 de mayo de 2006

Me cago en las mil putas que parieron los derechos de autor

¿Quiero decir que las putas paren derechos de autor o que los derechos de autor paren putas?
Ambos.

He tenido la suerte de conocer a un creador de La Hora Chanante y otro de Qué vida más triste y comentarles que hace poco vi en programas de zapping una absurda sección de internet en la que sacaban extractos de ambos. Bueno, extractos no, sketches enteros del uno y capítulos enteros del otro. Y acreditaban por ello a algún pepito@hotmail.com que era el que había ENCONTRADO en internet el trabajo de DOCENAS DE PERSONAS y la había mandado al damematerial@programadezapping.tv de turno.

A esta gente no le parece mal que se vea su obra, pero ¿quién le da derecho a ese tío a acreditarse? Llego a comprender que alguien vaya a colocar su seudónimo en algún arranque de algún programilla sacado de la tele. No es un distribuidor oficial (que hacen lo mismo) pero después de todo, algo de mérito tiene. Lo llego a comprender. Pero lo que me parece absurdo es el ridículo agradecimento del programa a aquel individuo que les "ha hecho llegar" semejante documento. Es como si yo ahora enlazara aquí el "Amo a Laura" y le diera las gracias por la existencia de ese vídeo a Pablo Sánchez de Albacete. No seré yo.

Un asunto que me pone más todavía de los nervios es el que convierte a los creadores de material audiovisual en presa de los creadores de música. ¿Sabían que se ha editado en USA la serie completa Matrimonio con hijos sin la canción de Sinatra? ¿Que algunos episodios de El Coche fantástico en los dvds editados en España no vienen doblados porque ya habían expirado los derechos musicales y sólo se hizo el apaño de cambiar esas tonadas country de radio en la vo? ¿Que se ha redoblado Aquellos maravillosos años, La máscara, El gran salto, porque salía más barato hacer un apaño cutre que comprar los derechos del doblaje original? ¿Que un director francés pagó más de lo que su película había recaudado porque un personaje silbaba brevemente la Internacional?

Me tocan los mismísimos que el arte se haya convertido en la pescadilla que se muerda la cola, que la defensa de la integridad de los artistas se haya convertido en la gran putada de los demás artistas, que Warner cobre dos millones al año por el uso del Cumpleaños Feliz, que una gran cantidad de sketches del Saturday Night Live no puedan volver a ver la luz del día porque sonaba una introducción de algún Opá americano de ese año.

Pero aquí no se libra nadie. Comedy Central se ha convertido en rematadamente hipócrita con su obra cumbre. En un programa de Zapping todo está permitido, pero no en Youtube, que es exactamente lo mismo.

Hace un mes, tras quedar fascinado con los episodios Cartoon Wars de South Park, decidí crear este blog y arrancarlo con varios tratamientos de la libertad de expresión. Esos episodios reflejaban de manera muy certera mi opinión sobre las caricaturas de Mahoma. También utilicé en otro post un vídeo de El Ala Oeste de la Casa Blanca para realzar mi opinión sobre la Biblia.

Ayer, 6 de mayo, recibí notificación de Youtube de que el vídeo incluido en mi post On/Off quedaba retirado por Copyright Infringement. El 26 de abril ocurrió lo mismo con el de South Park, el que puse yo, que no mostraba a Mahoma. El fake que mostraba a Mahoma, que no puse yo, había sido retirado poco antes por violación de las condiciones, imagino que viola la que se refiere al respeto a todos los colectivos.

No sé si el vídeo del Ala Oeste representaba una carta ya existente sobre fragmentos absurdos de la Biblia, o si la carta proviene del episodio, yo creía esto último, pero algún dueño de un blog gay , que siente lógica predilección por ella, puso comentarios en Youtube insistiendo en lo contrario. El clip de South Park duraba 19 segundos, de los cuales 10 eran textos de censura y los otros 9 una parodia de otro programa. Está claro que ante la duda, el más fuerte tiene razón.

Me molesta el hecho de que un capítulo que utilice personajes de Padre de familia, Los Simpson, imágenes de Bush, Osama Bin Laden, líderes palestinos e imágenes de Al Jazeera como base para su argumento no me permita reproducir un fragmento de una de sus parodias. Me gustaría saber por qué no tengo derecho a integrar este vídeo en mi blog. Otros, con los mismos fines, sí lo han hecho: Mi interés es informativo y argumentativo, tal y como ha sido en diversos programas de la televisión internacional, "primero vean esto y luego lo comentamos", y pongo como ejemplo un extracto de Fox que también fue subido a Youtube, que también ha dejado de estar online, supongo que por las mismas razones. Ha dejado de estar en Youtube, sí, pero se reprodujo por televisión exactamente lo mismo que yo he reproducido. La única razón por la que no emitieron también el final del episodio, en el que Jesús cagaba sobre Bush y sobre la bandera americana, fue PUDOR (sic.). Nada de derechos.

¿Es un blog un medio con menos permisos que una cadena de televisión? Seguro. ¿Dan por hecho que las cadenas pueden reproducir imágenes recíprocamente? Sin duda. ¿Existe algún consentimiento firmado para ello? Lo dudo. ¿Existe algún consentimiento firmado para reproducir imágenes de cadenas árabes? Tal vez, sí. ¿Pero eliminarían a Bin Laden o a Saddam Hussein de su programa si les enviaran una carta de reproducción ilícita de sus derechos de imagen? NO.

Soy consciente de que la parodia aporta una serie de privilegios al uso de una imagen de terceros sin permiso, exactamente lo que hicieron en South Park: Coger a un líder árabe y subtitularlo como en el programa de Eva Hache. Entonces, ¿basta para parodiar con tomar un trabajo de otras personas y poner subtítulos graciosos que se rían de ellas?

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Qué coño, lo voy a hacer.




5 de mayo de 2006

Plenty O'Nothing

  • Oye, estoy pensando que¿Y si vamos al bosque, a ver si encontramos elAnda mira, pero si en realidad estaba...
  • Publicidad. 9 minutos.
  • No, no, ella puede ser muchas cosas, pero nunca me atrevería a decir que¡Mierda! ¡Nos han encontrado! ¡Nos han encontrado en plen
  • Publicidad. 9 minutos de historias que duran 5, 10 y 20 segundos, en los que cuentan todo lo que tienen que contar.
  • Tengo una mala noticia. Me confirman que en el¿Qué vamos a hacer? ¡Ahora son ellos los que tienen lasLes tenemos atrapados. Y tengo un plan para conseguir al fin nuestro objetivo:
  • Continuará.

¿Existe algún formato literario que soporte este tipo de estructura? Sí, por supuesto. Quizá algún subsubsubgénero de las poesías de cabo roto, y el guión de las series de televisión.

Dos amigos bastante distintos me han dicho casi a la vez que las series les están empezando a dejar de interesar, que se están convirtiendo en verdaderos Plenty O'Nothings.

No, Plenty Of Nothing no es el nombre de un misterioso remitente de spam, es algo que se me quedó de Cabaret: "Como decís los americanos, un montón de nada". Esa expresión y el MoneyMoneyMoney, no poco relacionados entre sí, son las únicas partes que me gustan de la película.

¿Quién consume a quién? Una parte importante de las series se está convirtiendo en devoraespectadores, es decir, ni siquiera producen entretenimiento, tan solo una necesidad vital de que el espectador vea el episodio siguiente. La publicidad y el espacio entre episodios se ha convertido en la parte imprescindible de bajada de tensión que hace que el expectador no reviente en su butaca, por lo que los guiones pueden crecer y crecer hasta desplomarse por su propio peso y estrellarse contra el suelo, las series se han terminado de convertir en eternas promesas, y empiezo a temerme que sólo los episodios autoconclusivos las cumplen.

No tengo nada en contra de los cliffhangers, los arcos de temporada y las subidas de tensión o que los personajes cambien. Al contrario, me parecen algo estupendo. Ni siquiera con las tramas sexuales no resueltas. Ése es el pan nuestro de cada día que tendrá su descarga en el último episodio. Lo que me preocupa es el mal uso de ese contenedor de vidas ficticias, que parece que últimamente sólo está sirviendo para tapar que su contenido se reduce a un vacío con andamios que refuerzan la estructura. Hasta hay veces que la mayor parte del tiempo está dedicada a dotar de credibilidad el último giro inesperado.

Puede argumentarse, con toda la razón del mundo, que contar unidades de aventura con un principio y un fin es demasiado irreal para un grupo personajes, pero está claro que Homer Simpson cumple su promesa. O que nos daría igual que House resolviera crímenes, escribiera libros, fuera psiquiatra, bombero, juez o agente de modelos, con tal de que nos escupiera a la cara lo peor de los que le rodean.

Son historias pequeñas que no darían para una película y que nacen y mueren en televisión. Pero la falta de conclusividad de las grandes series de hoy y alguna de ayer no las convierten en grandes relatos épicos, las convierten en chicle.

Podría hablar de 24, un culebrón con tiros donde cada vida sólo corre peligro a menos cinco y los detenidos no desvelarán al topo hasta que El Presidente les firme una carta de inmunidad.
Podría hablar de Lost, donde sólo se contestan preguntas cuando baja la audiencia.
Podría hablar de Mujeres desesperadas, me perdí los primeros cinco minutos y tardé varios episodios en enterarme de que había un misterio global.
Podría hablar de Prison Break, que primero iba a ser de 13 episodios, luego de 22, y ahora ha firmado para una segunda temporada.
Podría hablar de Alias, cuya audiencia descendente ha ido precipitando su cancelación.
Podría hablar de Expediente X, donde... bueno, seguramente se haga una película secuela cuando a Chris Carter se le ocurra el final.

Pero voy a tener que ser hipócrita y dejar de hablar ya, porque siempre que me planteo este tipo de problemas entro en una crisis creativa importante, del tipo "para qué coño sirve entonces el segundo acto" y "si no hay segundo acto, para qué me sirve contar una historia". Esas cosas.

Pregunta de examen: Búsquese autor de novelas que utilice la estructura de arriba y la vaya perfeccionando hasta llegar a un abrumador best seller trasladado al cine por Ron Howard.

3 de mayo de 2006

Nacho Vigalondo habla de Los cronocrímenes

Me enorgullece utilizar este blog para dar una oportunidad a lo que más aqueja los medios tradicionales: Espacio y tiempo. Y qué mejor tema para esta ventaja que una entrevista con Nacho Vigalondo sobre su película Los cronocrímenes.

Con Choque te pusieron a parir muchos que te tenían ganas. Hacer un corto después de 7:35... ¿fue una estrategia para que Los Cronocrímenes no evolucionara a la sombra de la nominación?

No, por todos los santos. No soy tan calculador ni estratega con mi carrera. Uno de mis grandes impulsos para hacer Choque, un viejo guión, era la necesidad de filmar algo complejo a nivel de puesta en escena, pero que no contase con el apoyo de ningún truco de guión, ningún giro sorpresa, ninguno de esas cartas bajo la manga que, para bien o para mal, siempre he acabado sacando. Que emocionalmente estuviese delimitado por la realización, en el estado más puro posible. Soy un gran devoto del cine clásico, y tenía que retroceder hasta ese punto, quizá para legitimarme algún día si quiero volver a sacar la chistera con el conejo. Supongo que para mí ha sido como un rito de iniciación, incluso más que 7:35 de la mañana.

Cuánto hubo de suerte en que te produjeran los Scott y por qué no me están produciendo a mí.

Fui a la oficina gracias a Group Films, la productora española para la cual realizo publicidad. Y una vez allí, todo el trabajo lo hicieron nuestros dos cortos en cine y el guión de "Cronocrímenes". Lo bueno es que, al margen de que estén detrás de la película, se está gestionando mi contrato como realizador de publicidad en Los Ángeles. Todo es muy halagador, pero estaría completamente loco si no pensase que la suerte ha sido clave en todo esto.


¿Cuándo empezaste a darle vueltas al guión de Los cronocrímenes?

El punto de partida de mis proyectos siempre es abiertamente chorra. Pero no los desarrollo hasta que empiezan a coger cuerpo dramático. En Choque, por ejemplo, lo que primero me seducía era hacer cámara car desde un coche de choque. Aquí, casi como ejercicio privado, me propuse hacer una historia intrincada de viajes en el tiempo, con escasos desplazamientos temporales y espaciales. Como esa escena de Regreso al Futuro 2 en la que Michael J. Fox tiene que esconderse de su “yo” futuro escondiéndose como en un vodevil. Bien, pensemos en un viaje temporal de una hora, y uno espacial de tan sólo 1 kilómetro. ¿Qué pasaría si toda la película se moviese dentro de esos límites? Hace años, cuando aún el guión no estaba escrito, me imaginaba que el primer viaje en el tiempo fuese en el primer plano. No he tenido tantos cojones.

Vas por la novena versión del guión... ¿Tienes ya todas las piezas que faltan?

Con cada versión del guión que terminas, crees tenerlas todas. Pero es como dejar el cartón de leche abierto fuera de la nevera. A los diez días lo hueles y... Bueno, quiero pensar que esta es la definitiva. Aunque cada vez que leo el guión, y cuando digo cada vez me refiero a “cada vez”, cambio algo.

Viéndote trabajar, me asusta el engranaje al que te enfrentas. No ya en cuanto a lógica temporal, sino porque resuelves problemas de planificación a través de aportación de datos tremendamente relevantes, teorías temporales tienen que estar enlazadas con las personalidades de los protagonistas... ¿No te estalla la cabeza?

Cuando leo el guión a estas alturas me sorprendo a mí mismo al haber llegado a este punto. Ha habido momentos realmente duros y desesperantes. Con las máquinas de escribir, teníamos la visceralidad de arrancar el papel, hacer una pelota y arrojarlo al suelo. Con los portátiles, el desengaño sólo se ve apoyado por el aséptico seleccionar + borrar. Si algún día soy millonario, tendré a mi derecha una vajilla y un martillo para cada ocasión en la que mis guiones lleguen a un punto muerto.

¿Cuántas horas dedicas al día a la película?

Digamos que no pasa una hora al día en la que al menos no piense en ella una sola vez. Otra cosa es que tenga el portátil a mano.

¿Y tu punto preferido de la historia a qué se acerca más, a una aportación a la ciencia ficción, a los personajes, un giro determinado, un plano? ¿Todo junto?

Voy a ser ambicioso hasta la náusea y voy a contestar que mi punto preferido del guión abarca esos cuatro aspectos que has señalado. Si triunfo o fracaso estrepitosamente, será en función de ese momento. Gracias a dios, en cualquier caso, está en la segunda mitad del guión.

¿Qué nivel de esta complejidad técnica va a trascender para los espectadores?

Lo maravilloso sería que el espectador no percibiese complejidad alguna en negativo. Es decir yo, como director, soy el que sube la escalera, pero es el espectador el que se desliza por la rampa del tobogán. No creo que el espectador deba ser tomado por idiota, en el sentido de que todo lo que le cuente lo deba yo masticar por él, pero hay que buscar un punto intermedio entre desafiarle con lo que está viendo y masajearle los hombros a la vez.

¿Cuántas dimensiones tienen tus personajes?

Cuántas, eh... No sé ¿Cuántas dimensiones tienen las personas? No tengo ni idea. Supongo que jamás lo he contemplado en ese sentido. No me considero un diseñador de personajes complejos, sino de situaciones complejas en las que los personajes van creciendo (o menguando) por sí solos.

Olvídalo, era un chiste malo sobre personajes planos y el tiempo como dimensión. Una vez terminado el guión, cuál es el siguiente gran problema al que te vas a enfrentar.

Las localizaciones. Quiero que la película se pueda rodar en localizaciones naturales, y dar con las que el guión requiere (algunas realmente específicas y extrañas) va a ser todo un reto.

¿Y a qué tienes más miedo de todo lo que se avecina?

A todo. Pero intento que el pánico sea una herramienta de trabajo más.

De hecho, creo que tu obra más autobiográfica hasta la fecha es la parodia de 24 que hiciste para La hora Chanante.

Mierda, me estás taladrando, al estilo Quintero. Hace tiempo bromeaba con la posiblidad de que hubiese una versión española de 24. El único argumento creíble para contar 24 horas de pánico continuo es llamar a la serie: "PAPELEOS" y contar las últimas 24 horas que tiene un ESPAÑOL para arreglar toda la documentación y pedir una subvención antes de que acabe el plazo.

Hombre, a mí me encantaría ver a Bauer y a Chloe, su ayudante informática, hace 9 años, en los albores de internet, intentando conectarse con el servidor de la UAT y que se oyera el modem tecleando los números mientras vemos el cronómetro dejando pasar el tiempo. Y ellos, parados, presas del estrés.

Imagínalos en una fotocopistería, esos sitios increíbles donde hay cuatro personas más que en una carniceria y todo sucede cuatro veces más despacio.

Regreso al futuro (y casi cualquier otra) destaca los relojes en su primera imagen. ¿Estará loco tu personaje mirándose el reloj de pulsera?

Te voy a contar algo que no sé si debería contar, en esta película no hay ni un sólo reloj. Ni siquiera referencias puntuales al minuto o segundo que es en cada momento.

La producción de Los Cronocrímenes. Castellano o inglés, por qué.

Castellano. Mentiría si dijese que la decisión última es mía, pero estoy satisfecho con que la película sea en mi idioma.
Hay que superar de una vez el autodesprecio que hace que entendemos que “Time Machine” suena mejor que “Máquina del tiempo”. Supongo que si la película es buena o mala, lo seguirá siendo en cualquier idioma.

¿Podemos saber los actores que se barajan?

Lamentablemente, la única presencia que está más o menos segura es la mía, en un papel secundario del que sólo puedo decir que tendrá mucho que ver con mi labor como director. Llevo ya tiempo ensayando muecas y brincos.

¿Va a tener el rodaje alguna característica especial?

Me encantaría que fuese un rodaje zen.

¡Lo sabía! Sabía que en el fondo las composiciones de Kubrick te gustaban.

¡Jajajaj! No, no, por dios, no. Lo mejor y peor del estilo de Kubrick es que empieza y acaba en sí mismo. Imitar las composiciones de Kubrick es como imitar a Chiquito de la Calzada: Quedas tan estigmatizado por la imitación que anulas cualquier otra extensión de tus intenciones. Es más práctico plagiar el estilo de autores más intrincados como Siegel o Clouzot. Pero claro, a esos es mucho más complicado imitarles. Kubrick, para lo bueno y para lo malo, insisto, es Kubrick a grito pelado.
Con lo del rodaje Zen me refiero a que sería maravilloso poder invertir presupuesto en mayor tiempo de rodaje, para poder filmar más despacio, con más detalle y más precisión, aun teniendo un equipo más reducido de lo normal. Además, un ochenta por ciento de la película serán exteriores. Todo va a ser muy delicado. Desde hace semanas, un cambio de tiempo brusco me hace sudar frío.

Quizás sea adelantar acontecimientos, no lo sé, pero voy a hacerte esta pregunta antes de llegar a la fase de montaje: ¿Crees que tu estilo ya está formado a través experiencias como Choque? ¿Vas a abordar el rodaje de manera distinta?

Hombre, te diría algo aburrido como que "cada película te evoca algo distinto, blah, blah, blah" pero la verdad es que me gustaría que dentro de diez años se pudiese definir mi estilo con cinco adjetivos bien específicos. No sé si me mantendré muy fiel al estilo de CHOQUE pero ese es el estilo que a mí me gusta, con sutilezas de tres pisos, pero con groserías como los encuadres forzosamente teatrales, las pausas monumentales o las entradas y salidas de plano llevadas al extremo.
Me encanta que en una película de Gaspar Noé haya un zoom digital cuando alguien recibe una mala noticia, pero también me encanta la riqueza compositiva del cine clásico: En una película de Terence Fisher tienes diez elementos en pantalla, todos moviéndose en diferentes direcciones y sentidos, y acabas teniendo la sensación de que has visto un montaje de varios planos, cuando en realidad todo ha sido un plano secuencia con la cámara prácticamente inmóvil.

¿Cuándo crees que podremos verla?

Ojalá la primavera del 2007.

Una cosa que he echado de menos en tus anteriores trabajos es el making of visual, te reduces a colocar a Samuel Baldeón en una esquina y dejarle que anote todo lo que pasa. ¿Permitirías un making of para todos aquellos que se mueren de ganas de ver el rodaje de los cronocrímenes?

Eh, esto... Imagino que sí, aunque supondrás que el Making Of no es de mis géneros favoritos. De todas maneras, me adaptaré a los fetichismos de la vida moderna. Aunque será un making of para ver después de la película, en el DVD. No creo que vean ningún Making On en ningún canal a las tantas de la madrugada, más que nada porque, de momento, ningún canal de televisión generalista ha querido comprar la película.

Una pregunta indispensable: ¿Cuál es tu viaje en el tiempo preferido?

Curiosamente el viaje en el tiempo del que más me acuerdo ahora es el de “Las puertas de Anúbis”, una combinación de TODAS las posibilidades que da el género de viajes en el tiempo, desde el viaje en el tiempo como a un viaje a lo desconocido, hasta los enredos imposibles llenos de paradojas. Curiosamente tiene más de una conexión con ese episodio de Futurama en el que los protagonistas viajan a los años 50, y unos regresan al futuro gracias a una artefacto, y otros... esperando.

Precisamente ese episodio ganó un Emmy; es del que más orgullosos están sus creadores. Por su parte, la película preferida de Carl Sagan era Regreso al futuro 2. ¿Qué crees que opinaría de ésta?

Regreso al futuro 2 sería la película más inaudita de todos los tiempos si no existiese ni la uno ni la tres. Lo he pensado más de una vez. Bueno, creo que Carl Sagan no me iba a dar un puñetazo en la cara por ésta.

¿Estaría de acuerdo con tu forma de ver los viajes en el tiempo?

No sé si me estoy saltando cinco leyes físicas por la torera, pero el desarrollo de los acontecimientos sigue una lógica absolutamente racional.
Me produce una gran insatisfacción la narrativa fantástica que se apoya en la no definición de reglas para excusar cualquier cosa. Me estimula más plantar las cartas sobre el tapete y decirle al espectador “Vamos a resolver este embrollo, pero sólo contamos con esta mandarina y este reloj de cuco”.

¿Qué problemas predominan en las historias de viajes en el tiempo?

El principal problema es su público. El público que hoy en día quiere ser desafiado con historias de este tipo está curado de espanto. Pregunta a cualquier fan de LOST su propia teoría en torno al enigma de la serie y seguro que el argumento que ha imaginado es más sofisticado que cualquier película estrenada en los últimos cinco años. Tienes la obligación de ir dos pasos por delante. Lo duro de todo esto es que tienes que tomar ventaja sin perder de vista al público que tiene todo el derecho del mundo a salir del cine sin que explote su cerebro. La película tiene que ser divertida y sencilla pero a la vez desafiante y sorprendente. ¿Qué te parece?

Una cosa que me gustaría ver en algún viaje en el tiempo es una versión lineal de lo que ocurre. ¿Existe alguna?

Hay alguna, pero ahora mismo no la recuerdo. De todas maneras, piensa que la linealidad más preciada es la emocional, o sea, la de un personaje. Y en un relato de estas características, el personaje con el que vamos de la mano es el que se mete en la máquina. Con todo esto, sí, sería interesante ver "12 Monos" desde la perspectiva de Madeleine Stowe, por ejemplo. Pero más como curiosidad que como un valor en sí mismo.
Te gustará saber que he remontado copias del guión en función del actor que lo va a leer. Algunos personajes merecen ser estudiados según su propia linealidad, distinta a la del personaje principal, por eso remonto las secuencias ¡Y la película resultante en cada caso es inaudita!

...¿Seguro que es buena idea? Fijo que Shane Carruth hizo lo mismo con las copias de trabajo de Primer...

Para un actor es más importante saber todo lo que le pasa a su personaje, en un orden natural de acontecimientos, que en el orden en que aparece en la película. Me juego el cuello a que John Travolta estudió su papel para Pulp Fiction en un orden cronológico.

Un par de imprescindibles: ¿Qué diferencias habría en la película si la escribiera Charlie Kaufman? ¿Quién ganaría en una reunión del club de la lucha?

Si la escribiera Charlie Kaufman el casting sería otro... Al menos mi personaje lo interpretaría alguien con más solera.
En el club de la lucha creo que ganaría yo. No por mis facultades para la lucha libre, más bien tristes y delimitadas por el flato, sino porque Kaufman parece más frágil que el villano de EL PROTEGIDO. Creo que es prácticamente el único valor de Hollywood que puede ayudar a que el cine de dentro de cinco años sea distinto al que se hace ahora. Mi única pega personal con sus películas es que sus conclusiones, o desenlaces, no siempre están a la altura de las elevadísimas propuestas de sus películas.

Y... ¿Qué Scott prefieres?

Puedo afirmar sin rubor que Alien es mi película favorita, pero soy de Tony. De Tony.

Para acabar, recomiéndanos historias de viajes en el tiempo que no suelan venir en las listas normales.

Tampoco voy a sorprender a ningún aficionado a la ciencia-ficción. La madre del cordero de los relatos en el tiempo son los cuentos "A vosotros, Zombies", de Robert Heinleim, y "Los hombres que asesinaron a Mahoma", de Alfred Bester.
El primero es el ejemplo más morrocotudo de relato de viajes en el tiempo con lógica estricta. Y el segundo es una maravillosa e inteligentísima salida por la tangente. Pero la lista es interminable. Ahora me acuerdo de K.Dick "El Informe de la minoría", muchísimo más complejo y enrevesado que "Minority Report". El hecho de que lo que viaje en el tiempo no sean las personas, sino la información, lleva al relato a unos extremos realmente escalofriantes.