1 de noviembre de 2006

Poder mediático adolescente

Haciendo una selección forzosa de todas aquellas pertenencias de mi vida que quiero conservar, me he topado con mi primera incursión en los medios. Bueno, como incursión es bastante dudosa, y el medio como tal también. Pero le tengo bastante cariño al asunto. Corrían los 90 y por entonces los videojuegos me importaban. Compré un montón de Hobby Consolas, luego ¿crecí? y me pasé a la Micromanía, y a la PC Manía. Cuánto dinero desperdiciado. Cuántos cds de demos que no sabía dónde leches meter.

Contacté con Micromanía un par de veces. Durante la época en la que los cds grabables empezaban a ser el privilegio de unos pocos que empezaban a hacer su agosto, yo escribí una carta que creía inocente, pero allá por enero del 98 acabó estando en una sección llamada ¿Qué he hecho yo para merecer esto?



Ahora me hacen gracia varias cosas: La SGAE sigue utilizando la misma política, aquella que David Bravo contradijo contundentemente diciendo "Si me bajo de internet el archivo 6000libros.zip hago perder a las editoriales dos billones de pesetas?". Una de las empresas de las que hago mención cambió su política al poco tiempo y la otra quebró. También recuerdo que existía una frase más. No conservo la carta original, pero hacía referencia a que las revistas podrían regalar juegos, como había hecho poco antes la revista rival Computer Gaming World con Simon the Sorcerer. En Hobbypress decidieron ahorrarse ese remate y tratar el resto como un pensamiento polémico.

Claro, cuando un pipiolo ve una carta suya publicada, le entran ganas de repetir. Debido a mi afición a las aventuras gráficas decidí escribir a la sección correspondiente. La gente solía escribir para votar sus aventuras preferidas, para preguntar cuándo iba a salir tal aventura o cómo se solucionaba tal puzzle. El redactor firmaba como "El gran Tarkilmar". Yo escribí cuando acababa de pasarme The Curse of Monkey Island (juego que compré, dicho sea de paso, me bastó con dejar de comprar revistas durante unos meses). Había en él un guiño a los seguidores de la saga. Si tirabas de una raíz en una cripta aparecías de golpe en una pantalla del Monkey Island 1. Era un chiste muy accesible, bastaba con hacer clic con el ratón en un sitio en el que ya había que hacer clic muchas veces sin andar buscando nada. Cualquiera que intentara pasarse el juego iba a encontrárselo. Pero el tal Tarkilmar, en un momento en el que no tenía muchas cosas que contar, arruinó la sorpresa poniendo una captura de esa pantalla preguntando quién era capaz de imitar su mérito. Se lo reproché en mi carta. En el número de mayo del 98 me encontré con esto:



Vamos por partes. Para empezar, senté el precedente de llamar TONTO a un redactor y que él lo publicara. Segundo, inauguró una sección con cuatro citas. Una, de un aclamado personaje de aventuras gráficas. Otras dos de Al Lowe y Roberta Williams, que están entre los diseñadores de videojuegos más importantes del mundo. Y la cuarta era MÍA.

Tercero, no entendió lo que le quería decir. Y me consta que se lo estuvo pensando durante mucho tiempo. Y lo sé porque unos meses después inauguró una sección GRACIAS A MI INSULTO, basada en repetir UNA Y OTRA VEZ lo que le reproché:



Está claro que aquí empezó mi declive.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

No sabía yo de este evento en tu pasado. ¿Cómo se te ocurre meterte con El gran Tarkilmar, ese gran profesional del periodismo aventurero-gráfico? XD

(Menudo personaje...)

Woody

Kelzor dijo...

Busca bien y verás que El gran Tarkilmar tambien respondía a alguien cuyo nombre empezaba por "H". XDD

que tiempos...

Ahora hay quien hace lo mismo con "Imágenes de actualidad". Ejem. Mil veces más divertido, donde va a parar.

Anónimo dijo...

Jaja, como bien discernía Chesterton, no se si eres más poeta o anarquista...

Unknown dijo...

Qué maravilla si hubiese secciones como ésa en las críticas de cine...

Anónimo dijo...

La verdad esque me parece brutal que hayas dejado tanta huella. Yo de pequeño hice un dibujo de command&conquer, que me gustaba mucho e incluso compré una carta para mandarlo. Aún anda por casa creo... Igual un día lo mando. Saludos, buen blog.

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